Lali colocó la cortina.
–Estaría feliz con ver a un zombi.
–Oh, sí –asintió la mujer mayor. –Tú sabes, tu papi dijo que
vio a uno en el bayou justo antes de que nos casáramos.
–Eso debió de ser el peyote, mami.
–Oh, buen punto.
La mandíbula de Pter se aflojó otra vez mientras miraba de
una a la otra. ¿Madre e hija? Ciertamente no actuaban de ese modo, y Starla no
se veía mucho mayor que Lali, pero no se podían negar las similitudes de sus
características. O la rareza de ambas.